La resiliencia, clave para la gestión de conflictos en el trabajo
La resiliencia es la capacidad de enfrentar situaciones adversas con éxito y salir reforzado/a de ellas. En el ámbito laboral, es una habilidad clave para afrontar los posibles conflictos que pueden surgir dentro del equipo. Además, el papel del líder es fundamental para resolver la problemática e incluso, convertirla en una oportunidad. ¡A continuación, te explicamos qué pasos seguir para gestionar un conflicto laboral correctamente!
Los conflictos laborales son una problemática común dentro de las empresas. A menudo, los problemas se originan por pequeños conflictos que se enquistan dentro de los equipos. La falta de recursos o de comunicación o la divergencia en valores o intereses pueden acabar creando situaciones desagradables.
La correcta gestión de conflictos es clave para alcanzar el éxito dentro del equipo. Y aquí es donde entra en juego la resiliencia. Consiste en centrarse en el presente, controlar el estrés y gestionar las emociones adecuadamente, tener paciencia y ser una persona comunicativa. Se trata de una habilidad imprescindible para cualquier líder hoy en día que, además, es recomendable que fomenten dentro de su equipo.
Además de la resiliencia, para gestionar resolver posibles conflictos laborales, también pueden funcionar pequeñas acciones como:
- Conocer en profundidad a las personas que forman el equipo para anticiparse. Un buen líder es capaz de detectar un conflicto antes de que suceda y por ello, debe estar atento/a a las dinámicas que se crean dentro de su equipo.
- Ser empático/a y escuchar todas las versiones del conflicto. Esto, además, permitirá identificar puntos en común entre las partes, aprender a ceder y a dar la razón a los demás ayudará a resolver las diferencias.
- Priorizar y definir el objetivo común. Tener en mente cuál es el objetivo que se quiere conseguir permitirá tener claro cuál es la prioridad de la tarea. Para ello, la figura de un/a líder que comunique de forma clara la meta a alcanzar será clave.
- Utilizar la comunicación en todo el proceso. Es importante fomentar canales y espacios de comunicación que permitan acceder a información relevante, a la vez que expresar dudas o inquietudes sobre el proyecto.
Estos consejos servirán para coger en perspectiva los problemas y verlos como oportunidades de aprendizaje para seguir mejorando individualmente y como equipo.